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Gestión integrada de plagas: guía completa para una protección sostenible de los cultivos

Gestión integrada de plagas: guía completa para una protección sostenible de los cultivos - 3842 palabras

Reunión de equipo Control de Plagas Brisbane Gestión de Plagas Brisbane

Gestión integrada de plagas: guía completa para una protección sostenible de los cultivos

Introducción

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Ante la creciente presión de plagas, enfermedades y malezas (comúnmente denominadas “malas hierbas”), la gestión integrada de plagas se ha convertido en un pilar indiscutible para salvaguardar la productividad agrícola. La búsqueda de métodos sostenibles, respetuosos con el medio ambiente y económicamente viables se ha intensificado gracias a la preocupación de agricultores, consumidores y autoridades reguladoras en Europa y América Latina. Este enfoque no solo garantiza rendimientos más estables, sino que también protege la biodiversidad y la salud del suelo.

A lo largo de estas secciones, exploraremos los fundamentos teóricos de la gestión integrada de plagas, los métodos de control disponibles, las herramientas operativas y ejemplos reales para España y países de Latinoamérica (México, Argentina y Colombia). Del mismo modo, discutiremos el valor de indicadores y la importancia de la formación continua para que tanto profesionales como pequeños productores puedan adoptar estrategias de control más sostenibles. Finalmente, haremos un repaso de la relevancia de eventos comparables a la Festival des Plantes de Nantes (15-17 de marzo de 2025, Nantes, Francia), así como la jardinería en Marsella (“Jardinage à Marseille”) como referentes europeos donde se comparten prácticas que también pueden adaptarse a contextos hispanohablantes.


1. Conceptos fundamentales de la gestión integrada de plagas

Guía visual para la gestión de plagas

Representación visual profesional de la gestión de plagas

1.1 Definición y objetivos

La gestión integrada de plagas (GIP), también conocida como manejo integrado de plagas (MIP), consiste en la combinación de técnicas de control químico, biológico, cultural y físico para mantener las poblaciones de plagas y enfermedades por debajo de niveles que causen daños económicos. Su objetivo principal es:

  1. Proteger los cultivos de manera eficiente y rentable.
  2. Reducir la dependencia de pesticidas de síntesis.
  3. Minimizar el impacto sobre el entorno y la salud humana.
  4. Conservar la biodiversidad y la fertilidad del suelo.

En España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) fomenta la adopción progresiva de técnicas de gestión integrada, y destaca la importancia de la capacitación de los agricultores. En México, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) impulsa programas de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que incluyen tácticas de control integrado. De forma similar, en Argentina, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) promueve metodologías de GIP en diversos cultivos, y en Colombia, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) desarrolla guías para la implementación de estas estrategias.

1.2 Plagas, enfermedades y malezas

Dentro del ámbito agrícola, el término “plaga” hace referencia a insectos, ácaros, nematodos y otros organismos animales que dañan plantas. Las enfermedades, por su parte, son causadas por hongos, bacterias y virus. Las malezas (o “malas hierbas”) compiten con los cultivos por agua, luz y nutrientes.

Según los datos de MAPA y de FAO, se calcula que cada año las plagas y enfermedades generan pérdidas del 20-40% en la producción mundial de alimentos. De ahí la importancia de implementar métodos que no se basen exclusivamente en pesticidas químicos.

1.3 Principios rectores de la gestión integrada de plagas

  1. Identificación correcta de los problemas: Conocer la biología de la plaga, enfermedad o maleza y su ciclo vital.
  2. Seguimiento y monitoreo: Establecer programas de muestreo y trampas para detectar tempranamente los niveles poblacionales.
  3. Umbrales de acción: Definir cuándo es necesario actuar (umbrales económicos o de daño).
  4. Diversidad de tácticas: Emplear métodos biológicos, culturales, físicos y químicos de forma coordinada.
  5. Evaluación constante: Medir la eficacia de las medidas y realizar ajustes oportunos.

2. Beneficios y marco normativo en España y Latinoamérica

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2.1 Ahorro económico y sostenibilidad

La gestión integrada de plagas favorece la sostenibilidad económica de los productores al reducir el uso de pesticidas costosos y minimizar las pérdidas causadas por plagas y enfermedades. Por ejemplo, en España, el uso de control biológico en invernaderos de hortalizas en regiones como Almería ha aumentado hasta cubrir más del 75% de la superficie protegida en 2020, según estadísticas de MAPA. Este significativo incremento ha permitido reducir la aplicación de agroquímicos, generando menos residuos y un ahorro en costes.

En México, el SENASICA promueve la reconversión de agricultores hacia disciplinas de control biológico y cultural, con resultados particularmente positivos en hortalizas como tomate y chile. En la provincia de Mendoza, Argentina, INTA ha documentado reducciones de hasta el 20% en el coste de producción de uva de mesa aplicando estrategias de GIP. Colombia, por su parte, impulsa mecanismos de control integrado en café y flores, sectores altamente significativos para la economía nacional.

2.2 Protección de la salud y del medio ambiente

La reducción en el uso de productos químicos disminuye la contaminación del agua y del suelo, protegiendo la flora y fauna benéficas. Además, al disminuir la exposición a pesticidas, los agricultores y consumidores enfrentan menores riesgos para su salud. Numerosos estudios universitarios en España, México, Argentina y Colombia demuestran que la actividad de polinizadores como las abejas y abejorros se mantiene en niveles más altos cuando se evitan aplicaciones excesivas de insecticidas.

2.3 Normativa europea y latinoamericana

  • España: El Real Decreto 1311/2012 regula el uso sostenible de productos fitosanitarios y exige adoptar técnicas de gestión integrada en la producción agrícola, complementado por el Plan de Acción Nacional para el uso sostenible de fitosanitarios.

  • Unión Europea: La Directiva 2009/128/CE marca pautas generales para todos los Estados miembros, exigiendo planes de acción nacionales que fomenten la adopción de la GIP.

  • México: El SENASICA coordina las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) que establecen requisitos para la aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas y control integrado.

  • Argentina: El INTA y el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) trabajan en conjunto para emitir regulaciones y guías específicas de manejo integrado, especialmente en cultivos estratégicos (soja, trigo, maíz, frutales).

  • Colombia: El ICA expide normativas voluntarias y obligatorias en materia de manejo fitosanitario y promueve la capacitación mediante programas de extensión.


3. Herramientas operativas en la gestión integrada de plagas

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3.1 Métodos biológicos

El control biológico consiste en la utilización de organismos vivos (depredadores, parasitoides y patógenos) para regular las poblaciones de plagas. Ejemplos de agentes de control biológico comunes son:

  • Depredadores: Mariquitas (Coccinellidae) que consumen pulgones; crisopas (Chrysoperla carnea) para controlar mosca blanca.
  • Parasitoides: Avispas del género Trichogramma que atacan huevos de insectos plaga.
  • Hongos entomopatógenos: Beauveria bassiana y Metarhizium anisopliae, efectivos contra diversas plagas de suelo.

En España, su uso se ve particularmente en la huerta mediterránea (en la costa de Levante y Andalucía). En México, la liberación de servicios de control biológico es cada vez más común en invernaderos de hortalizas en Baja California. En Argentina, se aplican hongos entomopatógenos en cultivos de soja y maíz para contrarrestar el “gusano cogollero” (Spodoptera frugiperda). En Colombia, se emplean avispas parasitoides para reducir poblaciones de broca en cafetales.

3.2 Métodos culturales

Los métodos culturales están orientados a prevenir y reducir la incidencia de plagas a través de prácticas agronómicas adecuadas:

  1. Rotación de cultivos: Rotar maíz, leguminosas y hortalizas para interrumpir ciclos biológicos de las plagas y mejorar la salud del suelo.
  2. Siembra y cosecha oportunas: Sincronizar los calendarios de siembra con las condiciones climáticas para evitar los picos de mayor proliferación de insectos o patógenos.
  3. Elección de variedades resistentes: En España, variedades de tomate como 'Raf', que toleran ciertos hongos. En México, se emplean materiales híbridos de chile resistentes a virosis. En Argentina y Colombia, se están desarrollando nuevas variedades de frutales y hortalizas con climas adaptados.
  4. Manejo de rastrojos y residuos: Reducir focos de reinfestación controlando los restos de cosecha.
  5. Cultivos de cobertura: Favorecer la conservación de la humedad y controlar malezas. En zonas de clima subtropical de Andalucía y de partes de América Latina, se usan coberturas de leguminosas para fijar nitrógeno y mejorar la estructura del suelo.

3.3 Métodos físicos/mecánicos

Entre los métodos físicos o mecánicos se incluyen:

  • Trampas cromáticas: Útiles en entornos protegidos (invernaderos) para la detección y disminución de poblaciones de mosca blanca o trips.
  • Exclusión con mallas: Empleadas en cultivos de frutas y hortalizas, especialmente efectivos contra insectos voladores y aves.
  • Deshierbe manual o mecánico: Especialmente viable en huertas pequeñas y sistemas tradicionales como la milpa en México o la huerta valenciana en España.
  • Solarización del suelo: Colocar láminas plásticas para incrementar la temperatura en la capa superficial y eliminar patógenos y semillas de malezas.

3.4 Métodos químicos

El uso de productos fitosanitarios se reserva para momentos en que las poblaciones de plagas superan umbrales de daño. En la gestión integrada, se promueve:

  1. Selección responsable: Preferir moléculas con bajo impacto ambiental.
  2. Rotación de ingredientes activos: Para evitar la resistencia de plagas.
  3. Aplicación dirigida: Ajustar dosis y horarios de tratamiento para minimizar deriva y efectos en fauna benéfica.

En algunas regiones de México y Colombia, el control de plagas de granos almacenados (como maíz) exige la fumigación en momentos puntuales. En España, se recurre a tratamientos foliares de insecticidas regulados en olivares para controlar la mosca del olivo (Bactrocera oleae), siempre siguiendo los principios de la GIP.


4. El proceso de implementación

4.1 Diagnóstico y planificación

El primer paso en la aplicación de la GIP consiste en:

  1. Identificar la plaga o enfermedad: Se examinan síntomas y se recurre a laboratorios fitopatológicos.
  2. Evaluar el estado de cultivo y su entorno: Tipo de suelo, variedades plantadas, histórico de plagas.
  3. Planificar intervenciones: Programar rotaciones de cultivos, introducir enemigos naturales, seleccionar productos fitosanitarios específicos.

4.2 Monitoreo

El monitoreo regular permite anticiparse a los brotes:

  • Muestreo sistemático: Revisión de hojas, tallos y raíces para registrar población de insectos o incidencia de hongos.
  • Uso de trampas: Trampas de feromonas para capturar plagas específicas como barrenadores y polillas.
  • Umbrales de intervención: Definir el momento óptimo de aplicación de medidas, evitando tratamientos innecesarios si las poblaciones son bajas.

En muchos casos, se realizan recuentos semanales o quincenales, según la plaga y el cultivo.

4.3 Ejecución de tácticas de control

Una vez que las poblaciones superan los umbrales establecidos, se activan los métodos de control, comenzando por alternativas menos contaminantes (biológicas o culturales) y dejando el uso de químicos como último recurso. La eficacia depende de una buena sincronización y la elección acertada de la táctica.

4.4 Evaluación de resultados y ajuste del programa

El ciclo se cierra evaluando:

  • Si las plagas han vuelto a niveles tolerables.
  • Si se han producido daños en el cultivo o en la fauna benéfica.
  • Si la relación coste-rendimiento es adecuada.

Con dicha información, se realizan ajustes para la siguiente temporada, mejorando la planificación y la aplicación de tácticas.


5. Ejemplos prácticos y casos de éxito en España y América Latina

5.1 Hortalizas bajo invernadero en Almería (España)

La zona de Almería destaca por una gran concentración de invernaderos dedicados a tomate, pimiento y pepino. El control biológico se ha convertido en una herramienta esencial: se introducen depredadores (como la avispa parasitoide Encarsia formosa) para controlar mosca blanca y tripes. Según datos de MAPA, esta adopción redujo en un 60% los tratamientos con insecticidas entre 2015 y 2020, mejorando la calidad de las exportaciones.

5.2 El chile y el tomate en sistemas intensivos de México

En el Bajío y otras regiones mexicanas, la producción de chile (Capsicum spp.) y tomate (Solanum lycopersicum) es clave para la economía local y nacional. Al implementar rotaciones con maíz y frijol, monitoreo regular y control biológico (liberación de avispas parasitoides Trichogramma contra gusano cogollero), muchos agricultores han disminuido costos y aumentado rendimientos. Además, SENASICA impulsa el uso de barreras físicas en invernaderos para mitigar la entrada de plagas externas.

5.3 Viñedos y frutales en Mendoza (Argentina)

La viticultura en la provincia de Mendoza se beneficia de un clima continental y semiárido. La gestión integrada de plagas se centra en monitorear oídio y la polilla de la vid (Lobesia botrana). Gracias a trampas de feromonas y tratamientos puntuales con feromonas de confusión sexual, se reduce la necesidad de insecticidas convencionales. El INTA ha registrado una mejor calidad de uva y una disminución del 15% en la incidencia de plagas desde la introducción de estos métodos en la última década.

5.4 Café y flores en Colombia

El café, uno de los productos insignia de Colombia, se ve afectado por la broca (Hypothenemus hampei). La introducción de parasitoides como Cephalonomia stephanoderis y la recolección selectiva de granos infectados son pilares del control biológico y cultural. En el sector floricultor, altamente exportador, las casas malla y la rotación de productos fitosanitarios con bajos Intervalos de Pre cosecha (IPC) mantienen la producción libre de plagas sin sacrificar la calidad.

5.5 “Jardinage à Marseille”: referencia mediterránea

La jardinería en Marsella (Francia) brinda un ejemplo clásico de clima mediterráneo, con inviernos suaves y veranos secos. Condiciones similares se aprecian en amplias zonas costeras de Andalucía, Murcia y la Comunidad Valenciana en España, así como en partes de Chile central, California (EE. UU.) y áreas de Baja California (México). Las estrategias de riego eficiente, manejo de suelos con alto contenido de materia orgánica y la incorporación de plantas aromáticas como la albahaca (que repele ciertos insectos) son tácticas difundidas internacionalmente.

5.6 Festival des Plantes de Nantes (15-17 de marzo de 2025)

Aunque Nantes se ubica en la zona occidental de Francia, el Festival des Plantes de Nantes, del 15 al 17 de marzo de 2025, constituye un espacio de intercambio de prácticas agrícolas y de jardinería a escala europea. Para los agricultores y entusiastas de la jardinería de España y América Latina, la participación o el seguimiento virtual puede ofrecer oportunidades de aprender sobre soluciones innovadoras de gestión integrada, conocer nuevas variedades vegetales y entender tendencias ecológicas que pueden replicarse en sus fincas o huertos urbanos.


6. Adaptación climática y cultural para España y Latinoamérica

6.1 Zonas climáticas

En territorio español y latinoamericano encontramos diversos climas:

  • Mediterráneo: Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, extensas zonas de Chile central, costa de Baja California. Temperaturas suaves en invierno y veranos secos.
  • Continental: Meseta central de España, zonas altas de México (El Bajío, partes del Altiplano), regiones de la Pampa Argentina y áreas de la altiplanicie en Colombia. Invierno frío y veranos calurosos, con cambios térmicos bruscos.
  • Subtropical: Zonas costeras de Andalucía, Islas Canarias, partes de México (Costa del Pacífico y Golfo), Argentina (Misiones), Colombia (zonas medias-altas): húmedo, con temperaturas moderadas.
  • Tropical: Partes de Colombia, Venezuela, Caribe mexicano, zonas bajas de Centroamérica. Climas cálidos y húmedos con precipitaciones abundantes.

Adaptar la gestión integrada de plagas a cada clima implica ajustar fechas de siembra, especies vegetales, control de riego y fertilización, y monitoreo específico.

6.2 Prácticas tradicionales: huerta y milpa

  • Huerta española: Tradicionalmente, las huertas de Murcia o Valencia se sustentan en sistemas de riego heredados de la época árabe y combinan cultivos como tomate, pimiento y cebolla. El aporte de materia orgánica y el uso de rotaciones con leguminosas refuerzan la fertilidad del suelo, facilitando la incorporación de control biológico.

  • Milpa en México: Asociación de maíz, frijol y calabaza, a menudo se añaden chiles y otras hortalizas de temporada. La biodiversidad resultante dificulta la propagación de plagas específicas, creando un sistema de autorregulación. Aunque son prácticas tradicionales, se pueden complementar con técnicas modernas de monitoreo y control biológico.


7. Indicadores de eficacia y resultados

7.1 Indicadores agronómicos

  1. Rendimiento: Cantidad de producto cosechado por hectárea.
  2. Índice de saneamiento: Porcentaje de plantas libres de plagas o enfermedades.
  3. Pérdidas poscosecha: Reducción de pérdidas durante almacenamiento o transporte.

7.2 Indicadores medioambientales

  1. Biodiversidad: Presencia y abundancia de insectos benéficos.
  2. Calidad del agua y suelo: Análisis de residuos de pesticidas.
  3. Huella de carbono: Relacionada con el uso de combustibles en maquinaria y transporte.

7.3 Indicadores económicos

  1. Coste de insumos: Evaluación del gasto total en fitosanitarios, fertilizantes y mano de obra.
  2. Retorno de la inversión (ROI): Beneficio económico respecto al coste de implementar GIP.
  3. Diversificación: Si el sistema productivo integra cultivos de distinto valor en el mercado.

Analizando estos indicadores, los agricultores y técnicos pueden refinar sus estrategias para la siguiente campaña y, así, mejorar la eficacia general del programa de gestión integrada.


8. Perspectivas a futuro

8.1 Innovaciones tecnológicas

Diversos avances tecnológicos están llevando la GIP a un nuevo nivel:

  • Agricultura de precisión: Empleo de sensores y drones para monitorear la presencia de plagas, optimizar fertilización y riego.
  • Sistemas de información geográfica (SIG): Herramientas para mapear la distribución de plagas y correlacionarla con variables climáticas.
  • Biotecnología: Desarrollo de variedades genéticamente mejoradas con resistencia a plagas, siempre teniendo en cuenta las regulaciones de cada país.

En países con gran extensión agrícola como Argentina y México, esta adopción tecnológica crece paulatinamente y ofrece un potencial enorme en la reducción de costes y optimización de insumos. En España, las cooperativas hortofrutícolas en regiones como Murcia y Valencia empiezan a implementar drones para supervisar cultivos y detectar estrés hídrico o la aparición de focos de plagas.

8.2 Colaboración internacional

La colaboración entre distintas entidades (universidades, centros de investigación, empresas agroquímicas) facilita el intercambio de información y la validación de técnicas de GIP. El Festival des Plantes de Nantes es un ejemplo de encuentro donde expositores, investigadores y productores comparten conocimientos de agroecología y control integrado que pueden adaptarse a las necesidades de la región mediterránea y latinoamericana.

Asimismo, conferencias y talleres de GIP organizados por la FAO y la CGIAR (Consultative Group on International Agricultural Research) (entre otros) suelen ofrecer espacios de debate y transferencia de tecnología para productores de pequeña y gran escala en países en desarrollo.

8.3 Desafíos y barreras

A pesar de sus ventajas, la GIP enfrenta algunos retos:

  1. Costo inicial: Inversión en capacitación, trampas y sistemas de monitoreo que puede ser elevada para pequeños productores.
  2. Formación insuficiente: Falta de acceso a capacitación técnica en zonas alejadas o con escasos recursos.
  3. Cambios culturales: Algunos agricultores muestran resistencia a abandonar métodos tradicionales basados en el uso intensivo de agroquímicos.
  4. Regulaciones: La heterogeneidad legislativa entre países puede dificultar la circulación de biocontroladores.

En América Latina, la falta de infraestructura y formación técnica en áreas rurales puede desacelerar la adopción de buenas prácticas. En España, la normativa exige certificaciones específicas que, si bien garantizan la calidad, conllevan costes de adaptación burocrática.


9. Consejos prácticos para la adopción de la GIP

9.1 Preparar un plan anual

  1. Análisis del historial de plagas: Revisar tendencias en la parcela durante los últimos años.
  2. Diseño de rotaciones: Alternar cultivos con diferentes fechas de siembra y cosecha para romper el ciclo de plagas.
  3. Presupuesto: Estimar gastos en monitoreo, biocontrol y posibles tratamientos.
  4. Capacitación: Asistir a cursos impartidos por el MAPA, INTA, SENASICA o ICA, dependiendo del país.

9.2 Implementar monitoreo regular

Una revisión semanal o quincenal aumenta la probabilidad de detectar temprano cualquier anomalía. En sistemas hortícolas intensivos, las trampas cromáticas y de feromonas son cruciales para determinar los umbrales de acción y minimizar aplicaciones químicas.

9.3 Favorecer la biodiversidad local

  • Setos y franjas de flores: Atraen polinizadores y enemigos naturales.
  • Siembra intercalada: Combinar hileras de plantas repelentes (como caléndulas o albahaca) con cultivos principales.
  • Refugios de fauna: Pequeñas áreas con vegetación espontánea.

En climas tropicales y subtropicales, la elevada biodiversidad nativa favorece el establecimiento de enemigos naturales. En regiones mediterráneas, los setos de romero o lavanda pueden ser muy eficaces para atraer insectos benéficos.

9.4 Uso racional de pesticidas

  • Aplicar únicamente cuando la plaga supere umbrales económicos de daño.
  • Elegir productos selectivos para no afectar a polinizadores y fauna útil.
  • Respetar dosis, plazos de seguridad e intervalos de aplicación.

9.5 Formación y redes de apoyo

  • Asociarse con cooperativas y organizaciones de productores.
  • Participar en ferias y eventos como el Festival des Plantes de Nantes para intercambiar experiencias e información.
  • Realizar capacitaciones con organismos oficiales (MAPA, INTA, SENASICA, ICA) u organizaciones sin fines de lucro.

10. Casos de estudio en pequeñas explotaciones y huertos urbanos

La GIP no se limita a grandes fincas o explotaciones industriales. En zonas urbanas de España (Madrid, Barcelona, Valencia), cada vez más personas gestionan huertos comunitarios en azoteas o solares. Principios de rotación de cultivos, asociación de especies y control biológico con métodos sencillos (usas insectos benéficos comprados en viveros locales) se convierten en prácticas comunes.

En México, los huertos familiares combinan chiles, jitomates, calabacitas y hierbas medicinales, representando una forma de abasto alimenticio y una oportunidad de experimentar con control ecológico. En Argentina, algunas ciudades promueven la horticultura urbana con un enfoque agroecológico y en Colombia, varias organizaciones comunitarias fomentan la siembra en macetas y terrazas, donde también se pueden aplicar los principios básicos de la GIP.


11. Formación continua y divulgación

Uno de los pilares para el éxito de la GIP es mantener una formación constante de los actores del sector:

  • Escuelas, universidades y centros de investigación: Ofrecen programas de grado y postgrado en agronomía y agroecología.
  • Talleres y seminarios: Organizados por ayuntamientos, gobiernos regionales, organizaciones campesinas y cooperativas.
  • Medios digitales y redes sociales: Difunden información y tutoriales sobre manejo integrado, seguimiento y experiencias de productores.

En España, el MAPA financia acciones formativas que incluyen cursos de larga y corta duración. En Argentina, INTA tiene una amplia red de extensión que llega a zonas productivas claves. En México, SENASICA fomenta el intercambio de información mediante plataformas virtuales, y en Colombia, el ICA impulsa capacitaciones en zonas rurales prioritarias.


12. Conclusiones

La gestión integrada de plagas representa una estrategia integral que protege los cultivos de manera efectiva, económica y respetuosa con el medio ambiente. La clave radica en combinar una gama diversa de métodos (biológico, cultural, físico y químico) y en tomar decisiones basadas en un monitoreo constante y en la comprensión de los ciclos biológicos de plagas y enfermedades.

Tanto en España como en Latinoamérica, se ha demostrado que la adopción de estos enfoques mejora la sostenibilidad de la producción agrícola, reduce los costes de insumos y aumenta la calidad de los productos. No obstante, queda el desafío de masificar su adopción, superar barreras culturales, económicas y políticas, y reforzar la capacitación en todos los niveles.

Es esencial fomentar la colaboración internacional, participar en eventos técnicos y aprovechar las redes de información existentes para continuar desarrollando soluciones innovadoras. La agricultura del futuro, guiada por la GIP, será más eficiente, resiliente y respetuosa con el entorno, garantizando alimentos de mayor calidad y elevando el nivel de vida de los productores y consumidores por igual.